Aunque algunas iglesias están medio vacías los domingos, la de un párroco en Málaga, España está repleta que no cabe ni un alfiler.
El padre Pepe es tremendo bailador y acompaña las canciones de alabanza con sus mejores sevillanas.
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El padre dice que lleva el ritmo en la sangre, pues su madre era una gitana bailadora y que se siente más cerca de Dios con cada paso que da.
Y es que con este ritmo, no hay quien se pierda la misa, está ganando adeptos por semanas, en un momento en que la iglesia se encuentra en crisis y pierde fieles constantemente.
Habrá que ver si Pepe pone de moda el baile en las misas y se hace lo mismo en cada parroquia del mundo para recuperar y ganar adeptos.
Viendo las imágenes, está claro que los fieles están encantados con su forma de dar misa y no les importa que en vez de reflexión y silencio, aquello se convierta en una fiesta.
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